31.8.20

Hoy leí:

Todos los finales son tristes. El único final feliz es el que todavía no ocurrió.

27.8.20

Desde la película, le debo un poema a Ledger. Pero no pude armarlo en mi cabeza y no me animé a escribir sin saberlo.

Era sobre las cicatrices, tener una mentira para cada cicatriz, todos tenemos una mentira para cada cicatriz, pero están los que tienen más de una.

Era sobre mentiras que se vuelven ciertas, que no se delatan porque son la misma.

Era sobre la maldad como expresión del caos-máxima-pureza, del mal como fuerza que no espera nada a cambio, tampoco. De un chico que se vuelve malo porque en la escuela lo cargan, o se muere su mamá o cualquier cosa de esas que son el infierno para la vida de un chico pero cuando crece nunca mira a la cámara y llora diciendo mi papá me pegaba. Honra el camino que el dolor le ofreció y esquiva la pena.

Pena de chico rubio que muere en su cuarto, demasiado antes de tiempo y sólo con sus pastillas, que antes de dormirse no mira a la cámara para decir mi mujer me dejó o la fama no te salva de esto. No mira porque ahí
no hay
cámara.