IV
El velatorio, por momentos
parecía un cumpleaños.
con sándwiches de miga
gaseosa y caramelos.
El entierro fue el día de su aniversario
de matrimonio.
En la capilla, el ataúd y su cuerpo
esperaban adelante
y cuando cada uno ocupó su lugar
entró mi abuela
caminando despacio por el centro.
Despacio porque no podía otra cosa.
Todos giramos para verla pasar
y ella no quería que se le note
en la cara el sentimiento
pero era imposible.
Después, cuando llegó hasta él
se emocionó, lo mismo que todos.
Llevaba en la mano la misma cartera
de su casamiento.
Negra con ribete dorado.
Mi abuelo le había dicho a mi madre
antes de enfermarse
la última vez
“Vos fuiste la hija de la noche de bodas”.
0 件のコメント:
コメントを投稿