16.12.20

XIII

En el cementerio las flores cortadas
también son cadáveres, las moscas
en todas partes.

Después en la humedad
la noche sin luces
se pierde algo y busco
en la oscuridad
cuando todos ya se fueron a dormir
o están dormidos
busco en la noche, los pies mojados
las estrellas inmensas
diminutas
puntos blancos infinitos
y el suelo no devuelve nada.

Una caja de fósforos
gasto
cada uno hasta quemarme
y no veo
no está
vuelvo a la casa y vuelvo
afuera
con un encendedor
miro sobre las gotas en el pasto, el agua
en la tierra
que no devuelve nada.
Las medias mojadas, la garganta
seca. El suelo
impiadoso.
Una figura brilla en el pasto
un hongo blanco, la luna
lo distingue
la tierra
no me da lo que perdí
no importa que llore
con humildad
con furia
que me entregue al sueño o al silencio.
(De noche sólo cantan los pájaros que velan.)

El cemento frío de la casa del campo
de mi abuelo
las baldosas rojas del comedor
y la galería, las columnas verdes, los árboles
ahí en el mismo orden
con la misma forma desde siempre
la mesa de madera oscura y las sillas
que la rodean, el mantel plástico
de la mesada de la cocina, las ventanas
que suenan a cada movimiento
no piden a la tierra.
No piden. No están en deuda.

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